El recuerdo de los primeros guayos en la vida de un futbolista es imborrable. Pasa a ser sublime, eterno, si además quien se los dio fue su mamá. Esta es una de esas historias.
Nos la contó Jhon Espinel, jugador de Alianza Capitalina, recordando con agradecimiento cómo es que logró tener sus primeros compañeros dentro de una cancha. ¡Gracias, mamá! “Los primeros guayos me los dio ella. Eran negritos. Con esos empecé entrenando en una cancha, poco a poco”, recuerda.
@futbolete En la mayoría de los casos, la pasión por el fútbol ⚽ y los primeros guayos se heredan del padre. Pero, en este caso, la madre fue quien dio el paso hacia ese primer gran recuerdo futbolístico. 🌟 Así fue como Jhon Espinel, jugador de @ACFC , tuvo sus primeros compañeros dentro de una cancha. 👩👦 #futbol #futbolaficionado #bogota #futbolbogotano ♬ Lo-fi hip hop – NAO-K
Y es que en el universo del fútbol, donde cada paso cuenta una historia, hay momentos que trascienden el terreno de juego para tocar nuestros corazones. Este es uno de ellos. Una conexión especial, un lazo que va más allá de los goles y las victorias. Es la historia de unos primeros guayos impregnados de amor materno.
Cuando los recibió, fue algo más que un regalo. Fue un momento que selló la dedicación de una madre para apoyar los sueños de su hijo. En esos guayos no solo se encontraba la promesa de un intento deportivo, sino también el reflejo tangible de amor, sacrificio y devoción de una madre.
¿Qué pasó con ellos? “Se cambiaron por desgaste y cambio de talla. A medida que uno va creciendo, ya no lo pueden acompañar en el proceso. Toca seguir cambiando hasta que uno encuentra los que se quedan” dice Jhon, ya calzando otros. Pasó un buen tiempo de ese cambio, pero los primeros no se olvidan. Ni eso, ni el agradecimiento. Por eso a su mamá le dice: “Gracias por todo. Sé que los pudo conseguir con esfuerzo y me dio la oportunidad de entrar a alguna escuela para jugar y empezar a participar en torneos”.
