Con SNAP pasa una cosa curiosa. La ayuda funciona, sí, y para muchísima gente es vital. Gracias a esa tarjeta, la EBT, que viene a ser como una tarjeta de débito, pero solo para comprar comida, hay familias que pueden llenar el carro del súper cada mes. Todo bien hasta ahí. Pero lo que no todo el mundo sabe es que esa tarjeta también se puede vaciar en cuestión de minutos. Sin avisar. Sin ruido. Y sin que tú te enteres hasta que vas a pagar y… nada. Cero.
Esto no es una exageración. No es una teoría rara ni una historia que le pasó a alguien en otro estado. Está ocurriendo ahora mismo, cada día, en más sitios de los que imaginas. Y lo más inquietante es que los ladrones no necesitan ni verte la cara. Solo les basta con que uses tu tarjeta en el sitio equivocado.
Cómo te roban tu dinero de la tarjeta SNAP
Hay una técnica que se ha puesto de moda entre los estafadores. Se llama skimming, que suena sofisticado pero en realidad es bastante simple. La idea es esta: colocan un aparato en la máquina donde tú pasas tu tarjeta, ya sea en un cajero o en una tienda, y ese aparato copia los datos. Si además han instalado una cámara oculta o un teclado falso, se llevan también tu PIN. Y con eso, tienen todo lo que necesitan para hacer una copia de tu tarjeta. Una igual que la tuya.
La mayoría de las víctimas ni siquiera nota que algo ha pasado. Todo parece normal. Hasta que vas al día siguiente, o al cabo de unas horas, a hacer la compra… y te das cuenta de que no queda ni un céntimo. Lo fuerte es que ni sabes cuándo fue. Ni dónde. Ni quién.
Y claro, esto no le pasa a cualquiera. Pasa sobre todo a quienes más dependen de SNAP. Personas que no tienen margen de error. Que si les quitan eso, no tienen otra cosa. No hay plan B. Así que el daño no es solo económico, es emocional.
Qué puedes hacer para proteger tus pagos SNAP
Protegerse no es tan complicado, la verdad. Aunque suene evidente, lo del PIN sigue siendo clave. Cambiarlo con cierta frecuencia, por ejemplo una vez al mes, puede ayudarte a esquivar muchos disgustos. Y al meterlo, hazlo como en los cajeros antiguos: tapa con la otra mano. Sí, parece anticuado, pero funciona.
También conviene mirar bien las máquinas donde pasas la tarjeta. A veces hay detalles que no encajan: un lector que se mueve, una pieza que sobresale, un color distinto… Si algo te da mala imagen, mejor no lo uses. No cuesta nada irte a otro sitio.
Y sobre todo, mucho ojo con las apps y webs. Hay muchas que parecen oficiales, pero no lo son. Solo están ahí para pescar tus datos. Si no estás seguro de que es la web correcta, no metas nada. Ni el número de tarjeta, ni tu código, ni nada.
Qué tienes que hacer si te han robado tu dinero de SNAP
Lo primero que hay que hacer si descubres que han vaciado tu cuenta SNAP es bloquear la tarjeta. Eso va primero. Luego, si tienes acceso, entra a tu cuenta online y revisa los movimientos. Si hay algo que no cuadra, llama y reporta la situación.
Después viene el papeleo. Habrá que presentar una reclamación, explicar lo ocurrido, esperar a que revisen tu caso. No es rápido. A veces es frustrante. Y no siempre recuperas el dinero. Esa es la parte más dura. Porque aunque tú hayas hecho todo bien, puede que no llegue la compensación. Por eso la rapidez cuenta. Y la vigilancia también. No hay que obsesionarse, pero sí estar atento. Y no dejar pasar cosas raras como si no fueran contigo.
Los robos en SNAP son un problema creciente: aprende a protegerte
Mucha gente ni siquiera sabe que esto ocurre. No lo han oído, nadie se lo ha contado, no se han enterado. Y así es más fácil caer. Por eso conviene hablarlo. En casa, con los vecinos, en el centro comunitario, donde sea. No hace falta saber de tecnología para protegerse. Solo tener la información y usar el sentido común.
SNAP está para ayudar. Para que nadie se quede sin comer. Pero si no se protege bien, se convierte en una puerta abierta al fraude. Y no se trata de vivir con miedo, no es eso. Solo de cuidar un poco más esa herramienta que, en muchos casos, es la única que garantiza algo tan básico como tener comida en la mesa.
Así que sí, puede parecer exagerado todo esto. Pero cuando te pasa una vez, ya no te vuelve a parecerlo. Porque perder el dinero que necesitas para alimentar a tu familia no es un error pequeño. Y se puede evitar. Solo hay que saber cómo.