Para el olvido. Flojísimo partido el jugado entre Envigado y América. El 0 – 0 apenas explica una parte de lo mal que se jugó.
De esos partidos que con el correr de los minutos convierten el tedio en algo contagioso. Insípido. Envigado y América hicieron poco y nada por el espectáculo.
Entre el sopor, la desazón. Un cruce de sensaciones infortunadas al ver que América y Envigado carecieron de fórmulas en la generación de un fútbol más vistoso. Les costó llegar a campo rival en acciones enriquecidas por los toques. De vez en cuanto, fruto de algún tiro libre o error defensivo, llevaron peligro de gol.
Puede ser que el efecto de ese primer partido, tras el tiempo de inactividad, explique el bajo nivel de los planteles. Rechazos defectuosos, imprecisión en la entrega del balón. Ninguno asumió mayores riesgos.
Entre tanta insistencia, América tuvo algo de lucidez cuando el balón pasaba por Ramos o Déinner Quiñones. Fue un equipo más bien pasivo en ataque, de esperar con orden e ir al acecho a partir de las transiciones.
Si algo hay que recriminarles a los dos equipos fue la falta de conexión entre las líneas. Poco margen en la generación. Tan solos se veían los jugadores de arriba, que no fue extraño ver a Adrián Ramos recuperando balones.
Fue un partido apenas para conciliar el sueño.
