Esto no es nuevo, pero sí duele igual. A veces más. Y sobre todo, cansa. Porque cuando uno depende de un cheque mensual del Seguro Social o del SSDI para seguir tirando, no está para sobresaltos. Y últimamente, eso es justo lo que hay. Cambios constantes, decisiones que se toman a oscuras y que afectan a la gente sin previo aviso. La última viene desde dentro, en silencio, como si no quisieran que nadie lo notase. Pero se nota. Vaya si se nota.
En marzo, anunciaron que iban a empezar a retener el 100 % de los pagos mensuales a personas a las que supuestamente les habían dado de más en el pasado. Jubilados, viudas, personas con discapacidad. Luego, a finales de abril, sin rueda de prensa ni comunicado oficial, corrigieron el tiro. Ahora dicen que se quedarán con el 50 %. Que tampoco es poco.
Más problemas que el monto del importe del SSDI en la retención
La sensación general, la que queda en el cuerpo, es esa de inseguridad. De no saber qué esperar. Hoy una norma, mañana otra. Y mientras tanto, tú tienes que seguir pagando el gas, el alquiler, la comida, las medicinas… lo de siempre. Porque eso no espera.
Esto no es un caso aislado. Viene de largo. El Seguro Social lleva años reclamando dinero por errores que cometieron ellos mismos. Que si un cálculo mal hecho, que si un dato no actualizado. Da igual que hayan pasado cinco o diez años. Llegan ahora, y piden que se lo devuelvas. Todo. Aunque ya no tengas cómo.
Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, cambió también el tono. Se recortó personal, se amenazó con cerrar oficinas y, como no podía faltar, se retomó la idea de quitarle todo el dinero a quien tuviera una deuda. Aunque no fuera culpa suya. Aunque no lo supiera. Como si eso arreglara algo. “Es lo que hacíamos antes”, dijeron. Así, sin más.
Motivos por los que el SSA ha reducido la retención al 50%
Pero el ruido fue demasiado. Quejas, críticas, voces dentro y fuera. Y al final, nueva vuelta de tuerca. Ahora han dicho que se quedarán con el 50 %. Menos que antes, sí. Pero sigue siendo mucho. Sobre todo cuando hablamos de personas que viven al límite. La mitad de un cheque puede ser la comida del mes. O las medicinas. O simplemente la tranquilidad.
El mensaje que enviaron a los empleados el 25 de abril no aclara si ese 50 % es un tope fijo o si puede variar según el caso. No dicen si se puede pedir una revisión, ni qué pasa si alguien alega que no puede vivir con tan poco. Solo se indica que, si no se detecta fraude y nadie presenta una objeción formal, los recortes empiezan a los 90 días de la notificación. Y punto.
Mientras tanto, los beneficiarios del programa SSI, que es para personas con ingresos muy bajos, seguirán con la retención máxima del 10 %. Esa parte, al menos, se mantiene. Pero fuera de ahí, la situación sigue siendo delicada. Muy delicada.