¿Tienes estas monedas en casa? Coleccionistas de Estados Unidos las buscan por su alto valor

Descubre cuáles son las piezas más codiciadas en el mundo de la numismática estadounidense

Monedas valiosas EEUU

Monedas valiosas EEUU

Hay gente que pasa por alto una moneda antigua sin pensarlo dos veces. La deja encima de la mesa o la guarda en un cajón cualquiera. Pero quien entiende un poco de numismática sabe que algunas monedas pueden valer mucho más de lo que parecen. Especialmente en Estados Unidos, donde las monedas no son solo una cuestión de cambio, sino de historia, rareza y, en muchos casos, miles o incluso millones de dólares.

Aquí, más que la edad, lo que pesa es la combinación de varios factores. La escasez, por supuesto. El estado de conservación, por descontado. Y también, cómo no, los errores de acuñación, que en vez de ser defectos, se convierten en joyas.

Unas monedas de 1794 que casi nadie ha visto

Hay monedas que se mencionan en los libros, pero que casi nadie ha tenido delante. Una de ellas es el dólar de 1794, esa famosa “Flowing Hair” con la figura de la libertad y el cabello suelto. Es especial no solo por lo que representa, sino porque fue una de las primeras monedas oficiales emitidas tras la fundación del país.

En una subasta celebrada no hace tanto, llegó a superar los 10 millones de dólares. Diez millones. Por una moneda. Y no es exageración. Ese tipo de cifras es real en el mercado de coleccionismo serio.

Cinco níqueles que valen millones: ¿Las monedas más escasas de Estados Unidos?

Otra historia curiosa, y muy conocida en el mundillo, es la del níquel de 1913 con la cabeza de la Libertad. En teoría, esa moneda no debería existir, pero cinco ejemplares salieron a la luz por razones que todavía generan debate. Cada uno está en manos privadas o museos, y cuando uno aparece en subasta, el precio se dispara. En la última ocasión superó los cuatro millones.

No todas las monedas valiosas son antiguas. El célebre centavo de 1955, por ejemplo, se ha convertido en una de las piezas más buscadas por un simple error en el troquel. El resultado: las letras aparecen duplicadas. No hace falta ser un experto para notarlo. Es evidente. Y ese fallo, lejos de restarle valor, ha hecho que muchos coleccionistas estén dispuestos a pagar cifras considerables por tenerlo. Un error de fábrica que hoy vale cientos o miles de dólares.

Las monedas doble águila de 1933 un valor de película

El doble águila de 1933 es casi una película por sí sola. Aunque se acuñaron unas cuantas, casi todas fueron destruidas cuando se retiró el patrón oro. Solo unas pocas sobrevivieron. Algunas aparecieron en manos privadas y, tras años de litigios, una de ellas terminó vendiéndose por casi 19 millones. Tiene algo que atrapa, no solo por su belleza, sino por toda la historia y los secretos que la rodean.

Esto suena a cuento, pero ocurrió de verdad. Una pareja encontró en su finca en California un pequeño tesoro enterrado: más de mil monedas de oro del siglo XIX. El conocido como tesoro de Saddle Ridge. Su valor nominal era de menos de 30.000 dólares, pero en el mercado real esas piezas multiplican su valor muchas veces. Algunas eran tan raras que resultaron ser únicas. Todo por tropezar, literalmente, con una vieja lata en el jardín.

¿Qué hace que una moneda valga lo que vale?

Aquí no hay una fórmula mágica, pero hay cosas que se repiten. La rareza, claro, es fundamental. Cuantas menos monedas existan de una misma emisión, más probable es que alguien esté dispuesto a pagar mucho por ellas. El estado de conservación influye, y mucho. Una moneda sin desgaste, brillante, bien cuidada, puede doblar o triplicar su valor frente a otra igual, pero en mal estado.

También influyen los errores: acuñaciones mal hechas, fechas mal grabadas o diseños inacabados que, lejos de restarles valor, las vuelven únicas.

Si te llama la atención, empezar no tiene por qué ser caro. Muchos coleccionistas comenzaron guardando monedas antiguas que recibían en el cambio. Poco a poco, leyendo, preguntando, visitando ferias… se aprende más. Y cuando te das cuenta, ya estás buscando ese ejemplar raro que viste en un catálogo o soñando con encontrar una joya por casualidad en un mercadillo. Lo importante es tener curiosidad y paciencia.