Lo ha dicho la Junta de Síndicos del Seguro Social, y lo djijo ya en 2024. El fondo que garantiza los pagos de jubilación y otras ayudas tiene los días contados. O bueno, los años contados. Si todo sigue como hasta ahora, si no se toca nada, el dinero de la SSA solo alcanzaría para pagar todo lo que se debe hasta 2033. A partir de ahí, lo que entre porque seguirá entrando algo no daría para cubrirlo todo. Solo serviría para cubrir algo menos del 80 %. Y eso, se mire como se mire, no es poca cosa.
Pero bueno, antes de entrar en drama, vamos por partes. Porque no es que el sistema se vaya a caer de golpe. No va a haber un corte, ni un día en el que se apague la luz y ya está. Eso no va a pasar. El programa seguiría funcionando. Pero el problema, y no es pequeño, es que los ingresos regulares —los que vienen de los impuestos que se descuentan del sueldo ya no darían para cubrir todos los pagos.
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Ahora mismo, hay más de 70 millones de personas que reciben algún tipo de ayuda del Seguro Social. La gran mayoría son personas jubiladas, sí, pero también hay viudas, personas con discapacidad, huérfanos y lo que tienen en común es que, para muchos de ellos, ese dinero es lo único que entra en casa cada mes. Es su sustento. Su única red. De hecho, se calcula que cuatro de cada diez viven casi exclusivamente de esa paga.
Entonces, ¿qué pasaría si el fondo se queda sin reservas? No perderían el derecho a cobrar, no es eso. Pero sí podrían ver cómo se les reduce la cantidad. Y cuidado, que una bajada del 20 % no suena tan grande, pero en la práctica puede ser la diferencia entre llegar a fin de mes o no llegar. Entre poder pagar el alquiler o verse en apuros. Entre vivir con lo justo o vivir con lo mínimo.
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Y aquí es donde la cosa se complica. Porque soluciones hay. Pero claro, ninguna es mágica. Ni especialmente popular. Una de las propuestas más repetidas es subir el impuesto sobre la nómina, ese que ya se descuenta del sueldo de los trabajadores. Otra opción sería subir el tope a los salarios que están sujetos a ese impuesto, para que quienes ganan más, aporten también más. Suena lógico, pero no gusta a todo el mundo.
También se ha planteado retrasar la edad de jubilación. Ya se hizo una vez, podría hacerse otra. No es nuevo. Otra idea que está sobre la mesa es tocar el COLA, ese ajuste anual que se hace para que los pagos suban con el coste de la vida. Hacerlo menos generoso, digamos.
Ninguna medida es sencilla. Todas tienen sus pros y sus contras. Pero lo que está claro es que no hacer nada es peor. Porque si el fondo entra en pérdidas, recuperar el equilibrio después cuesta mucho más. Muchísimo más.
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No solo es el fondo de jubilación el que está en peligro. También hay otros. Como el del Seguro Hospitalario, que forma parte de Medicare. Según ese mismo informe, ese otro fondo aguantaría un poco más. Hasta 2036. Pero el panorama es muy parecido. Después de esa fecha, seguiría habiendo dinero, sí, pero no suficiente. Y la cobertura bajaría. En concreto, al 89 %.
Y claro, aquí hablamos de salud. De tratamientos. De medicamentos. No solo de dinero para vivir. Así que el asunto también es serio.