Los cupones de alimentos, lo que en Estados Unidos se conoce como SNAP, llevan décadas siendo un apoyo clave para muchas familias. Pero ahora, en algunos estados, quieren cambiar las reglas del juego. Y lo que proponen no ha pasado precisamente desapercibido. Arkansas ha sido el primero en mover ficha, seguido de cerca por Indiana e Idaho.
¿El objetivo? Quitar de la lista de la compra ciertos productos considerados poco saludables, como refrescos y dulces. Lo que están planteando no es una simple modificación técnica: afecta directamente a lo que cientos de miles de personas pueden o no pueden comprar cada mes con esa ayuda.
Arkansas quiere dar el primer paso regulando SNAP
Sarah Huckabee Sanders, la gobernadora de Arkansas, ha puesto sobre la mesa una propuesta clara. Quiere que el SNAP deje de cubrir productos como bebidas azucaradas y caramelos. Según ha explicado, más de un tercio de la población del estado vive con diabetes o prediabetes. Así que, desde su punto de vista, seguir permitiendo que ese dinero se gaste en productos ultra procesados es, en cierto modo, ir contra la lógica.
Lo que defienden desde su administración es que esto no va de quitar derechos, sino de orientar el gasto público hacia opciones que no empeoren los problemas de salud. Porque luego, dice Sanders, esos mismos problemas se traducen en cientos de millones en gastos médicos para el sistema público. Ah, y también han aprovechado para pedir que se incluya el pollo rostizado entre los productos elegibles.
Una petición curiosa, pero que encaja con esa idea de buscar alimentos más completos o al menos con más valor nutricional.
Indiana se plantea grandes cambios en los alimentos permitidos en SNAP
En Indiana, el gobernador Mike Braun ha seguido una línea muy parecida. Ha anunciado su intención de prohibir también los refrescos y los dulces en las compras con SNAP, y ha ido un poco más allá añadiendo nuevas exigencias para quienes reciben esta ayuda: desde revisar los ingresos y los bienes hasta exigir requisitos laborales para poder mantener el beneficio.
Lo que han querido dejar claro en ese estado es que no se trata solo de restringir, sino de replantear todo el sistema. En la presentación estuvieron también Robert F. Kennedy Jr. y Mehmet Oz, en un acto donde se habló no solo de cupones de alimentos, sino de salud pública, de prevención y de cómo mejorar los hábitos alimentarios desde lo más básico. Desde lo que se compra cada semana en el supermercado.
Idaho apuesta por una ley concreta para SNAP
Por su parte, Idaho ha dado otro paso y ha aprobado directamente una ley: la HB109. Allí ya tienen definido qué entra y qué no. Y la clasificación es muy concreta. Por ejemplo, las bebidas que tengan edulcorantes pero no lleguen a un 50 % de contenido en zumo natural quedarían fuera. Lo mismo con las que no contengan leche.
En cuanto a los dulces, la definición abarca desde chocolates hasta caramelos que contengan azúcar, miel o similares. Aunque todo esto, claro, todavía necesita el visto bueno del USDA para poder entrar en vigor. Y el estado se ha comprometido a insistir cada año, si hace falta, hasta conseguirlo.
no todo el mundo está de acuerdo
Posturas a favor y en contra de los cambios en SNAP y la restricción de alimentos
Como era de esperar, las reacciones no se han hecho esperar. Y no todas han sido positivas. Hay organizaciones que defienden los derechos de los consumidores y colectivos centrados en la nutrición que ven en estas medidas un riesgo.
Dicen que estigmatizan a las personas con menos recursos, como si no supieran elegir o no tuvieran derecho a darse un capricho. Y también señalan que no está tan claro que quitar dulces o refrescos vaya a traducirse automáticamente en una población más sana.
Tampoco ha gustado nada a las grandes asociaciones de la industria alimentaria. Desde la Asociación Nacional de Confiteros aseguran que se trata de una medida desproporcionada, e innecesaria. Y la Asociación Estadounidense de Bebidas va más allá, calificándolo todo de esfuerzo punitivo. Según ellos, si de verdad se quiere mejorar la salud pública, habría que hacer algo más estructural, no centrarse en prohibir solo un par de productos y dejar todo lo demás como está.