Abril no está siendo un mes cualquiera para quienes dependen del SNAP. Hay quienes ya lo han notado, aunque no se haya dicho mucho. No ha habido grandes titulares, ni alertas en la prensa, ni mensajes masivos que avisen de lo que se viene encima. Pero sí, los cambios están ahí. Están ocurriendo. Y lo que parecía una ayuda asegurada, como algo que siempre llega y no se toca, empieza a tambalearse en más de un sitio.
Lo curioso es que no se trata de nada nuevo. En realidad, todo esto se venía gestando desde que se dio por cerrada la etapa de medidas excepcionales por la pandemia. Durante aquellos meses, las condiciones se relajaron. Se abrieron puertas para que más personas pudieran acceder a una ayuda tan básica como el SNAP. Era comprensible. Había que hacerlo.
Por qué se comienzan a aplicar estos recortes a SNAP en abril
Pero ese paréntesis ha terminado. Ahora, varios estados están volviendo a aplicar las normas anteriores. Y algunos lo están haciendo incluso con más dureza que antes. El punto que más está generando complicaciones tiene que ver con el trabajo. Hasta hace poco, quienes tenían entre 18 y 49 años y no tenían hijos a su cargo tenían que demostrar que trabajaban o participaban en algún programa formativo.
Si no, podían quedarse sin ayuda. Esa franja de edad ahora se ha ampliado hasta los 54 años. Y no es solo una cifra. Es una condición que se traduce en una obligación muy concreta: estar activo, al menos 80 horas al mes, haciendo algo reconocido como actividad laboral válida. Parece fácil decirlo, pero en la práctica, no siempre lo es.
Quienes no verán reducido su cheque de SNAP
Hay excepciones, sí. Las personas con ciertas condiciones médicas, las mujeres embarazadas, quienes no tienen un techo estable… no tendrían que cumplir con ese requisito. Pero no siempre se informa bien de estas excepciones. Ni todos los que deberían estar exentos lo saben, ni todos saben cómo demostrarlo. Y aquí es donde empiezan los problemas. Porque si el sistema no reconoce tu situación como válida, puedes encontrarte fuera. Así, de un mes a otro.
Además, hay estados que han empezado a revisar con lupa. Florida ha sido uno de los primeros. Allí están cruzando datos, reabriendo expedientes, exigiendo pruebas. En Texas y Georgia también están haciendo limpieza. Y cuando decimos limpieza, hablamos de cancelaciones, de suspensiones, de beneficiarios que reciben una notificación y se quedan sin ayuda de la noche a la mañana. A veces sin saber ni siquiera por qué. Basta con que algo no encaje, con que falte un dato o no se haya renovado un trámite a tiempo.
Por qué este recorte de SNAP es tan importante
Mucha gente no es consciente de lo frágil que puede ser su situación. Hay quien piensa que el SNAP es algo que, una vez concedido, se mantiene salvo que uno renuncie. Pero no es así. Basta un descuido, un ingreso mal informado, una renovación que no llega a tiempo… y la ayuda desaparece. Lo peor no es solo perderla, sino lo que puede tardar en recuperarse. Y mientras tanto, toca improvisar para comer. Literalmente.
Por eso, este mes conviene estar atentos. No hace falta vivir con ansiedad ni mirar la web cada día, pero sí comprobar que todo esté en regla. Entrar, revisar tu perfil, confirmar que los datos son correctos. Si hay algo que no cuadra, arréglalo. Si no sabes cómo justificar tus horas, pide ayuda. Pregunta. Habla con tu centro de apoyo, con alguien que entienda el proceso. Porque a estas alturas, esperar puede costarte caro.