El cheque de estímulo DOGE es una propuesta en la que se busca distribuir parte del ahorro que se genere a través del departamento de eficiencia gubernamental en Estados Unidos. Lo que esta idea trae consigo, lo novedoso, es que una parte de lo que se recorta en el gasto público se devuelva como pago directo a los ciudadanos.
Además, la idea también plantea que esa reducción del gasto se destine a la reducción de la deuda nacional. Es decir, si realmente el gobierno logra ahorrar una cantidad importante de dinero con el departamento DOGE, una parte volvería a los ciudadanos. Pero, realmente, no a todos los norteamericanos: veamos que pasa con las familias de ingresos bajos y este cheque de estímulo.
Entendiendo el cheque de estímulo DOGE y sus beneficiarios
La buena noticia es que, en un escenario óptimo, en el que se reparta la mayor cantidad posible de dinero según la idea original de este cheque de ayuda, cada hogar puede llegar a recibir hasta $5000. Aunque el importe final va a depender, lógicamente, de lo que se recaude con estas medidas de austeridad.
Sin embargo, la mala noticia, tiene que ver con los criterios de elegibilidad: de manera diferente a los cheques de estímulo en Norteamérica que tuvieron su origen en la pandemia, y que beneficiaban en su mayoría a los ciudadanos que tenían ingresos bajos o medios, en este caso, el planteamiento del cheque de estímulo DOGE se dirige sólo lo que se denomina contribuyente neto.
Para entendernos, únicamente aquellos que pagan más impuestos federales de lo que reciben en beneficios gubernamentales, para tener derecho a recibir este dinero. Por tanto, millones de personas y familias de bajos ingresos van a quedar fuera de este programa, salvo, que se replantee en su base.
Familias de ingresos bajos y cheque de estímulo DOGE
Es importante tener en cuenta que en Estados Unidos una gran parte de la población que tiene ingresos por debajo de los $40.000 al año se beneficia de deducciones y créditos fiscales, por lo que no paga impuestos federales.
Si la propuesta del cheque de estímulo de $5000 fuera tal y como la estamos conociendo a fecha de hoy, una parte muy importante de la ciudadanía, por tanto, no tendría acceso a este beneficio: obviamente, esto está generando un debate potente sobre lo justo o injusto de la medida.
Y es que las familias con menos recursos dependen en buena medida de programas sociales como los cupones de alimentos, de asistencia médica, los subsidios de vivienda, etc. Si a estas familias se les excluye del beneficio que produzca la reducción de gastos en la administración, ellos no van a recibir ese impulso económico que está en el transfondo de cualquier cheque de estímulo, al menos tal y como los conocíamos hasta ahora.
Por que son distintos estos cheques de estímulo
Durante la pandemia, gracias a los cheques de estímulo, millones de familias pudieron cubrir sus necesidades básicas y, a la vez, estimular el consumo. A todos los efectos se consideró en su momento que esto tenía un impacto positivo notable en la economía norteamericana.
El problema está en que un estímulo, las características del que se plantean en DOGE, puede tener el impacto contrario, ya que, según sus detractores, corre el riesgo de profundizar en una brecha económica notable y limitar el impacto de la ayuda en el conjunto de la economía del país.
Y es que, hay que tener en cuenta que los hogares de bajos ingresos suelen gastar una mayor proporción de su dinero en bienes y servicios esenciales. Si se les excluye de este beneficio, el impacto positivo del cheque DOGE en la economía general podría verse reducido, ya que los sectores con mayor capacidad de gasto suelen ahorrar una parte significativa de cualquier ingreso adicional en lugar de gastarlo inmediatamente.
DOGE aún no es una realidad y puede cambiar
Aunque todos los medios nos hacemos eco del potencial de esta ayuda, a la vez que también recogemos los posibles debates que ya surgen, hay una realidad que no podemos ignorar: se trata de una idea surgida en el entorno del departamento, por la que Elon Musk parece sentir cierta simpatía, pero que aún no se ha concretado de ninguna forma.
Dentro del debate que ha surgido, hay personas a favor que dicen que es mejor reducir la carga fiscal de los que más contribuyen en lugar de aumentar el gasto en programas sociales que, según su interpretación, aumenta la dependencia del gobierno y, a largo plazo, aumenta la carga de estas áreas sobre el tesoro público.
En el otro extremo está estar en contra; dicen que al incentivar este tipo de propuestas, lo que se hace es ignorar la realidad económica del país, en el que millones de ciudadanos no pagan impuestos federales sobre la renta, pero esto no implica que no contribuyan a la economía de otra forma, como por ejemplo a través del pago de impuestos sobre ventas, alquileres, servicios públicos, etc.
El resumen a fecha de hoy es que estamos ante una medida que puede tener un interesante potencial, pero de la que aún no sabemos lo suficiente como para tener claro cuánto va a impactar en la economía de las familias con menos recursos: eso sí, de aplicarse tal y como parece que se ha presentado, este impacto sería nulo o incluso negativo.