El centavo es una de esas monedas que lleva décadas en los bolsillos, en los cajones, en el fondo de los monederos. Pero también en frascos olvidados o, directamente, en el suelo. Su destino muchas veces es acabar en un rincón sin que nadie le preste atención.
No es de extrañar que cada cierto tiempo se reabra la conversación: ¿tiene sentido seguir acuñando esta moneda? Algunos creen que sí, por tradición, por costumbre o simplemente porque eliminarlo podría generar más problemas que soluciones. Otros lo ven claro: mantenerlo en circulación es una pérdida de dinero absurda.
Monedas que cuestan más fabricar que lo que valen
Aquí está el primer gran argumento a favor de su eliminación. Cada centavo cuesta más de un centavo producirlo. Sí, así de paradójico. El gobierno gasta más dinero en fabricarlos de lo que realmente valen, y al final, con tantos millones de ellos en circulación, la cuenta se dispara. Es un gasto constante que no se recupera, lo que ha llevado a muchos economistas y legisladores a preguntarse si realmente merece la pena seguir acuñándolo.
La otra gran cuestión es su utilidad real. Los pagos electrónicos, las tarjetas y las compras online han dejado las monedas en un segundo plano. ¿Cuándo fue la última vez que usaste un centavo para pagar algo? La mayoría de la gente los acumula sin darse cuenta y cuando finalmente se da cuenta, suele ser para quitárselos de encima lo antes posible. En algunos casos, incluso se rechazan en los comercios porque su uso es tan esporádico que resultan más una molestia que otra cosa.
¿Subirán los precios si se eliminan estas monedas?
El miedo de muchos es que, sin el centavo, los comercios suban los precios, redondeando siempre al alza. Pero la experiencia en otros países sugiere que no es tan grave.
En la mayoría de casos, los ajustes de precios terminan siendo mínimos. Muchas veces se redondea a la baja o simplemente se equilibran los valores entre productos para evitar que el consumidor note cambios drásticos. Y lo cierto es que ya hay muchos precios en Estados Unidos que terminan en cifras redondeadas, así que el impacto podría ser menor de lo que parece.
Si finalmente se decide eliminar el centavo, no es que de un día para otro deje de existir. Las monedas seguirán en circulación durante años, utilizándose en pagos o simplemente acumulándose en algún sitio, como ha sucedido con otras monedas en el pasado. Con el tiempo, se retirarían progresivamente, permitiendo una transición sin cambios bruscos en la economía cotidiana.
¿Por qué hay gente en contra de eliminar las monedas de centavo?
Para algunos, el centavo es más que una simple moneda. Representa una parte de la historia del país y eliminarlo sería casi un golpe simbólico. También están quienes lo ven como un elemento útil en pequeñas donaciones o en el redondeo exacto de los pagos en efectivo. Pero, más allá de esos argumentos, la realidad es que su valor práctico ha disminuido tanto que cada vez resulta más difícil justificar su permanencia.
Más allá del centavo, la desaparición de las monedas en general es algo que parece estar en el horizonte. Con la digitalización de los pagos y la tendencia a eliminar el dinero físico en muchos países, su eliminación sería solo un paso más en un cambio que ya está en marcha. Quizá dentro de unos años, no solo el centavo, sino las monedas en general sean cosa del pasado.