En las últimas semanas, se ha empezado a hablar con fuerza de una propuesta económica que podría marcar un antes y un después en la relación entre el gobierno y los contribuyentes en Estados Unidos. Se trata del dividendo DOGE, una iniciativa de cheque de estímulo que cuenta con el respaldo de Donald Trump y Elon Musk y que busca devolver a los ciudadanos una parte de los ahorros obtenidos por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).
La idea central es repartir parte del dinero que el gobierno federal consigue ahorrar a través de una mejor gestión, entregándolo directamente a los contribuyentes mediante cheques de estímulo.
¿Qué propone el dividendo DOGE y cómo se traduce en un cheque de estímulo?
La idea no ha salido de la nada. James Fishback, director de la firma de inversiones Azoria y asesor del DOGE, fue quien puso sobre la mesa la posibilidad de destinar el 20% de los ahorros generados por esta entidad a la población en forma de cheques de 5.000 dólares por hogar. El resto, según la propuesta, se utilizaría para reducir la deuda nacional y mantener el presupuesto anual del país. Según sus defensores, este sistema serviría no solo para premiar a los contribuyentes, sino también para incentivar un mayor control sobre el despilfarro gubernamental.
El DOGE es un organismo asesor creado el 20 de enero de 2025 con el objetivo de optimizar el gasto público y eliminar regulaciones innecesarias. No se trata de una agencia ejecutiva del gobierno, ya que su creación no requirió la aprobación del Congreso. Su misión es identificar ineficiencias y proponer estrategias para reducir el gasto federal. Al frente de esta entidad está Elon Musk, un empresario acostumbrado a desafiar lo establecido.
Reacciones a favor y en contra de este cheque de estímulo
El «dividendo DOGE» no ha tardado en generar un fuerte debate. Por un lado, Trump y Musk defienden que esta medida podría fortalecer la confianza entre los contribuyentes y el gobierno, además de incentivar la denuncia de derroches en el gasto público. Sin embargo, algunos economistas y políticos han mostrado reservas. Advierten que devolver estos ahorros en forma de cheques podría generar presión inflacionaria y que quizá sería más prudente usar esos fondos para reducir el déficit nacional.
¿Qué ciudadanos recibirían los cheques de DOGE?
Según el modelo que Fishback plantea, los beneficiarios del dividendo DOGE serían aquellos hogares considerados contribuyentes netos del impuesto sobre la renta. Esto significa que sólo podrían recibir los cheques quienes paguen más impuestos de los que reciben en beneficios federales.
En la práctica, esto excluiría a una gran parte de los estadounidenses con ingresos por debajo de los 40.000 dólares anuales, ya que, tras aplicar deducciones y créditos fiscales, muchos de ellos no pagan impuestos federales. Fishback sostiene que centrarse en estos contribuyentes reduciría el riesgo de inflación, ya que los hogares con mayores ingresos suelen destinar más dinero al ahorro que al consumo inmediato.
A pesar de la expectación generada, el dividendo DOGE todavía no es una realidad. Se espera que en los próximos días se presente un proyecto de ley en el Congreso, pero su aprobación no será fácil. Para que la medida salga adelante, necesitaría el respaldo de una mayoría legislativa y, hasta ahora, las posturas en torno a esta propuesta están muy divididas. Mientras algunos la ven como una vía para devolver el dinero a quienes sostienen el sistema, otros creen que podría tener consecuencias económicas negativas.
Lo que puede pasar a partir de ahora con el cheque de estímulo DOGE
Si finalmente se implementa, el dividendo DOGE podría suponer un cambio importante en la política económica estadounidense. La idea de redistribuir parte de los ahorros gubernamentales directamente entre los contribuyentes es llamativa, pero también plantea interrogantes. El impacto sobre la inflación, la deuda y el equilibrio fiscal serán factores clave a tener en cuenta en las próximas discusiones.
En definitiva, el dividendo DOGE es una propuesta que busca poner dinero directamente en manos de los ciudadanos, pero también es un tema que divide opiniones. En los próximos meses se sabrá si esta idea se convierte en política oficial o si queda en un intento más de reformar la economía estadounidense.