Para Omar Pérez de un hincha de Millonarios


Yo lo conocía. Claro que sabía quién era cuando lo trajo Junior en el 2004. Era usted un jugador de clase, formado en Boca Juniors, de condiciones Riquelmeanas y trastocado por lesiones. No sé si al final de cuentas fue más mito que realidad este tema físico. Excúseme si en esto no soy preciso. Dicen que en Barranquilla le hicieron firmar un contrato medio rocambolesco por desconfianza. Lo más raro de todo es que jugó muy bien, como si nada le fallara. Recuerdo un golazo de media cancha al Quindío en el Metropolitano y salió campeón, siendo gran figura.

Volvimos a tener noticias suyas en el 2006, cuando regresó al Junior después de una experiencia en México. Recuerdo su descenso con el Real Cartagena y que antes de llegar a Santa Fe se le veía cómodo en el Independiente Medellín. ¿Qué lo hizo cambiar para venirse a Bogotá y jugar en un equipo cosido con el sufrimiento? Me gustaría saberlo algún día. Lo cierto es que, desde ese instante de su fichaje por Santa Fe, de su relación con la hinchada y su respeto por ese escudo me entraron unas ganas enormes de ganarle. También se me escapó alguna que otra puteada cuando lo vi hacer cosas que justo tenían que pasar en un clásico. Usted parecía hecho a la medida de esos partidos. Nos hizo ocho goles, no 10, siete o cinco. Justo ese perverso número.

Que yo me acuerde (no es muy grato investigar cuántos goles nos convierte un jugador rival), antes de Santa Fe ni de vainas nos hizo gol. En cambio, desde el 2009 no solo comenzaron los mejores años de su carrera. Se especializó en clásicos. Una vez le hizo un quiebre de cintura a Pedrito Franco que me dolió tanto como saber que justo el gol 100 de su carrera, cifra bella para un futbolista profesional, lo obtuvo contra nosotros. Eran los clásicos del mejor Santa Fe de la historia contra un Millonarios que, aún si después acabó con el hechizo de los 24 años sin títulos de Liga, estaba unos pasos atrás.

En ese tiempo tuve un amigo (conocido suyo también hasta donde tengo entendido), devoto a su causa. El más fiel defensor de Omar Pérez que jamás vi. Un tipo que, como me lo definieron una vez, es de odios y amores. Aún no sé cómo hicimos para soportarnos tanto tiempo en una oficina. Creería que, muy en el fondo, como sucede con varios hinchas de Millonarios y Santa Fe, de tanto compartir en medio de la diferencia se cultiva cierto respeto, un aprecio especial. Gracias a él pude conocer más sobre usted, sobre el por qué los santafereños lo quieren tanto, aspectos de su vida, de su forma de jugar. Me conmoví mucho el día que le marcó a Vélez Sársfield en la Copa Sudamericana, viéndolo festejar en memoria del abuelo fallecido.

Por supuesto que también le gané y lo disfruté como nunca. No le siento odio, término que debemos abolir los hinchas. Dejemos las cosas en rivalidad deportiva. La mía hacia a usted fue eso. Sentí gustito de verlo cabizbajo en la final de la estrella 15. No satisfacción, ni ganas de humillación, sino por saber que vencimos a ese jugador tan venerado por el hincha rojo, que hasta carteles con la 10 -cientos de ellos- le sacaban en oriental.  

No me quejo, ni lo envidio por esa terquedad que solo los hinchas sabemos tener. Una ceguera futbolera que nos impide reconocer a los buenos jugadores del rival. Aquí también nos deleitamos con otro gran exponente del puesto. En Millos, a nuestro modo, contamos con un gran jugador allí. Entre usted y Mayer Candelo, maestros de una posición extinta, además de compartir calvicie fueron los talentos clásicos del mejor y más tradicional derbi del país.

Como periodista nunca lo abordé porque no era de dar entrevistas. En privado me explicó la razón. ¿Sabe qué? Lo entiendo: Yo también hubiese hecho lo mismo, más en un medio donde muchas veces nos olvidamos como reporteros que nuestro deber es informar y comunicar del fútbol. No preguntar con la camiseta del equipo contrario, ni buscando chismes o metiéndonos en temas personales.

Si algo le reconoceré es que nunca se metió con la hinchada azul, ninguneó o se le fueron las luces en público con algún festejo salido de tono. Dio el ejemplo a tanto jugador tribunero de cómo festejar los goles importantes, siempre al lado de los suyos, de su gente, de su familia.

Pasan los años y aquí y allá nos damos cuenta de lo felices que éramos y no lo sabíamos porque de los clásicos más bellos que festejé fueron los ganados a usted, al Santa Fe de Omar Pérez.

Hola. Me encuentran en Twitter como @jeisoncifuentes. Comunicador social. Si quieren escribirme: [email protected].

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