Ya comenzó la Liga Femenina en Colombia pero no como se había prometido y una vez más la falta de interés estuvo presente en este caso.
La historia con el fútbol femenino en nuestro país continúa a medias. La lucha por conseguir el objetivo de ser respetado y valorado desde la parte dirigencial sigue sin tener rumbo fijo por el momento.
En 2023 tendremos un formato corto que comenzó el 5 de febrero e irá hasta el 30 de junio. Aunque se había dicho que se jugaría todos el año, todo fue mentira.
Las promesas por parte de la Federación Colombiana de Fútbol y su presidente Ramón Jesurún se esfumaron. A pesar de que el 27 de julio del 2022, el mismo dirigente afirmará que “Les digo hoy, con toda seguridad, y con toda la seriedad del caso, que la Liga Femenina a partir del año entrante (2023) será de un año entero“.
Sin campeonato de un año 17 equipos tendrán la oportunidad de jugar en la séptima edición del la Liga. Varias novedades se han presentado en las diferentes plantillas y la idea es que no solo América y Deportivo Cali sean protagonistas, aunque son dos de los pocos clubes que le apuestan en Colombia al fútbol femenino.
La falta de compromiso sigue presente en el fútbol femenino
Solo hemos hablamos de la falta de responsabilidad de la Dimayor, pero ¿Dónde quedan los clubes? Sí. Los mismos que cada año se lavan las manos por no tener presupuesto para armar un equipo femenino. Pero tampoco realizan acciones para buscar alternativas y toda la culpa queda en los máximos dirigentes.
En esta versión del torneo tendremos un equipo que participará por obligación y “convenio”. Cortuluá Yumbo Industriales y Águilas Doradas se fusionaron solo porque el club antioqueño debe cumplir con el requerimiento de la Conmebol (tener equipo femenino) para participar en la Copa Sudamericana. En este caso tenemos una nueva “dimayorada” con apoyo de los equipos.
Por el momento aunque se lea feo. Deberemos acostumbrarnos a escuchar “el próximo año tendremos Liga Femenina de un año y no hay dinero para armar un campeonato”. Además de ver los partidos por una señal de YouTube, sin narradores, marcadores y sin nóminas, siendo esto una falta de respeto para los hinchas que siguen el fútbol femenino y a las jugadoras.
Las promesas seguirán y los esfuerzos serán pocos. Pues todo indica que el apoyo no conviene y que siempre habrá un “pero” para todo. Conformarnos será la única opción por el momento aunque lo digamos con enojo. Al menos somos afortunados de que nuestros equipos puedan tener futbolistas y que la Selección Colombia pueda tener un recambio para participar en los Mundiales.
Con poco hasta el momento el fútbol femenino colombiano es uno de los más importantes de Sudamérica. Y algún día la voz de las futbolistas serán escuchadas, aunque esto es una lucha de género que continúa en cada parte del mundo.
