Los penaltis dejaron sin final a Colombia

Coraje, corazón y fútbol. 90 minutos frenéticos, con un 1 – 1 final. Luego, en los penaltis, quedaron tiradas las cartas. Argentina a la final.

La Selección Colombia, en un arranque de fútbol, ganas y corazón, empató en medio de la adversidad. Luego, con el rival que tenía al frente, se protegió. Pasó riesgos, lo sufrió. Con el tiempo vencido los penaltis fraguaron el destino nacional.

Primer tiempo

Ni 7 minutos se completaron, cuando Messi, en su segundo aviso peligroso (el primero lo hizo desparramando rivales), se reportó con una asistencia. Lautaro Martínez lo aprovechó.

Misma fórmula. En Barranquilla, no hace menos de un mes, ellos se fueron en ventaja y pusieron el marcador 2 – 0 durante el primer tiempo. Tomaron dormida a Colombia, la castigaron. No es extraño: Los argentinos siempre se salen con la suya antes del descanso. Hay algo ahí de Scaloni, quien diseñó una estrategia en esta Copa: La de ir por su rival con todo en los primeros minutos.

Golpe bajo para la Selección. Costó reponerse y en ese revoltijo de sentimientos la reacción debía ser con cautela. No era ir de guapo porque sí. Tranquilos, con tiempo por delante. Ellos no estaban en plan de arrollar. Se atacó con Luis Díaz, el jugador más desequilibrante de la Tricolor. Atropelló en el juego aéreo con Yerry Mina, a quien casi le sale un golazo con un cabezazo proveniente de un córner. De media distancia también, con Wilmar Baros estrellando la pelota en el palo.

Ya lo merecía Colombia. En tanto el equipo nacional mantuviera esa condición, aislando a Messi desde luego, llegaría la igualdad. Sostener ese resultado de 0 – 1 en contra al cierre del primer tiempo tampoco era tan nocivo y menos después de ver cómo los argentinos estuvieron muy cerca de anotar el segundo en una ráfaga de tiros de esquina, de los cuales uno fue salvado por Ospina.

Segundo tiempo

Reinaldo Rueda se jugó tres cartas de entrada para la segunda mitad. Envió a Cardona, Chará y Fabra. Se fueron Cuéllar, Borré y Tesillo. Ajustó la defensa, con Cuadrado en función de lateral para que Muñoz fuese volante. Un equipo más agresivo, que aumentó el peligro en zona derecha porque con Díaz ya tenía desequilibrio en izquierda.

A los 60’ entró Borja por Duván y en el 61’ cayó el empate. Obra de Luis Díaz y de Rueda también porque el técnico manejó la estrategia como todo un maestro. Los cambios necesarios en un equipo que cree en su idea. La Tricolor llegó a la igualdad, con ganas de seguir llevándose por delante a una Argentina dolida, también furiosa.

Con Di María en Argentina se equilibraron las cargas. Despertaron, también era su final. La querían como Colombia. Se jugaron el todo o nada. El recién ingresado la tuvo, en una jugada nacida de un error por parte de Muñoz. Entonces, como un héroe, Wilmar Barrios salvó el pórtico desguarnecido ante la estrepitosa salida de Ospina.

Fueron los pasajes más sufridos de Colombia en el partido. Argentina llegaba con furia, pidió un penal porque Dávinson haló de la camiseta dentro del área (no la vio el VAR). Después, palo. Y luego, un tiro libre a los 87 minutos, con amarilla incluida para Barrios por tacle desmesurado sobre Messi.

¡Qué sufrimiento en la Tricolor! Los contragolpes fueron la única solución del equipo hasta ver consumados los minutos, reservando todo a los lanzamientos desde el punto penalti.

Y en esa instancia, de la que muchos dicen es lotería, suerte, es un azar, allí quedó sepultada la historia de Colombia. Fallaron Sánchez, Mina y Cardona. Argentina a la final de la Copa América contra Brasil. La Tricolor se despide el viernes entrante, partido por el tercer lugar frente a Perú.

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