Gamers de Latinoamérica se unieron para la reconstrucción de un colegio en Bogotá

A través de donaciones, más de 2.500 streamers se organizaron para recaudar el dinero para las obras de un colegio público en la capital colombiana.

Se sigue subestimando el poder que tienen los videojuegos en la juventud, pero hasta que no aparece algo que impacta realmente en la sociedad no se le presta atención. Esta semana se pudo conocer el caso de un grupo de jugadores que recaudó el dinero suficiente para la reconstrucción del colegio distrital Francisco José de Caldas en la capital de Colombia.

Con el apoyo de Bavaria a través de su marca Pony Malta, junto con el auspicio de la desarrolladora del juego Free Fire, Garena, se llevó a cabo el proyecto ‘Escuela Free Fire‘, donde recuadraron a través de donaciones la impresionante cifra de 430.000 dólares. Todo consistió en que 2.500 jugadores hicieron trasmisiones en directo durante 8 horas continuas y todo lo recaudado se fue para este proyecto.

“Encontramos la oportunidad de aportar a una de las escuelas más necesitadas de la capital de Colombia, por medio de este proyecto que permitió que los gamers se pusieran en los zapatos de niños y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, pues existió una similitud entre los gráficos del videojuego y el mundo real. Los jugadores se encontraron con edificios que se asemejan a la Escuela Francisco José de Caldas”, compartió el director de Pony Malta, Juan Alonso Torres.

Por su parte, René Ramírez, profesor de ese colegio, manifestó su agradecimiento “con esta obra de caridad tan grande que han hecho por los 3.000 niños y jóvenes y los 120 profesores que pertenecemos a esta institución, porque desde que reconstruyeron las instalaciones hemos venido a aprender y enseñar con mayor alegría, motivación y comodidad. Esto es una evidencia de que el derecho a una educación con dignidad no debe ser objeto de debate, sino una realidad para todos”.

“Con esta alianza, queremos ayudar a mejorar las condiciones en que miles de niños estudian, demostrando que los videojuegos pueden ser constructivos y que una misión digital puede impactar en el mundo físico de manera positiva. Además, es la oportunidad para demostrar a las personas que detrás de una pantalla también podemos hacer aportes a nuestra sociedad” aseguró Siendo Kam, gamer vinculado al proyecto.

*Declaraciones recogidas en el periódico El Espectador.