Kevin Riascos, fichaje de Deportivo Cali para 2023, ha tenido una particular historia en el equipo y está por llegar a su fin en un momento definitivo.
Es un zaguero bogotano, criado en Barranquillero, que llegó al equipo tras ser capitán y destacado en Deportivo Pasto. ¡Y apenas pudo jugar 6 partidos oficiales en el equipo! Se lesionó en un entrenamiento, iniciando una novela de varios capítulos, desencuentros con el cuerpo técnico, una cirugía hecha a destiempo, la recuperación y ahora la salida.
Kevin Riascos sería fichaje de Jaguares de Córdoba
El equipo cordobés en el que jugó entre 2019 y 2020, volverá a ficharlo. Es la intención. Se trata de un futbolista que no está en los planes del cuerpo técnico del cuadro verdiblanco y que para salir del equipo, necesitaba el alta médica. Ya la tendría. Ha hecho parte de la pretemporada con el cuadro principal, pero no jugará. No fue citado a los amistosos ante Atlético Bucaramanga y Cerro Porteño. Terminará saliendo.
Se iría desvinculándose del Cali, tras las múltiples novedades extradeportivas que protagonizó a raíz de una situación física. ¡No pudo jugar en todo el segundo semestre! En el primero estuvo poco. Fueron 6 juegos de liga, algunos haciendo esfuerzos importantes para poder disputarlos.
Las revelaciones de Kevin Riascos sobre la lesión en Deportivo Cali
Las dio hablando en entrevista en La Zona 14 el pasado mayo. “La lesión se creó a raíz de no respetar los tiempos de la primera”.
– “Llegué sano a Deportivo Cali. Tuve la lesión en Pasto y el 2 de enero cuando me presenté a la pretemporada, estaba sano. La hice completa, jugué todos los amistosos, no tuve problema. Estaba sano de la rodilla derecha. Comienza la liga. En el primer partido ante Once Caldas salí en el 11 Ideal. Desafortunadamente, en el segundo entrenamiento para preparar el partido contra Atlético Nacional (Fecha 2) tuve una lesión. Fue un esguince de tobillo y otro de rodilla en la misma jugada. Fue en la otra pierna y no en la misma afectada el año pasado”.
– “Ese día presentía que algo estaba mal porque no podía ni apoyar el pie. Era un dolor impresionante. Algo no estaba bien. Pensaba que me había fracturada la tibia. Gracias a Dios no hubo. Fue un trauma muy fuerte en el tobillo. La rodilla me molestaba bastante, me dieron de 6 a 8 semanas de incapacidad. Lo trabajamos como un esguince y hubo demasiado hematoma. Se me inflamó el pie desde el tobillo hasta la rodilla. Todos los días eran masajes y drenaje”.
– “Sentía que estaba en buenas manos. Venían fechas muy seguidas y no quería estar mucho tiempo en departamento médico. A eso de la tercera semana, llego al entreno. Siento molestia en el Departamento Médico, un ambiente molesto. No supe qué pasó. Me dijeron que debían sacarme de ahí y pensé que mi umbral de dolor era bajo. Entonces me metí. Tengo espíritu competitivo y vocación. Asumí la responsabilidad de querer entrar. Quería jugar. Sentía que lo hacía bien en los entrenos. Llega el partido con Bucaramanga. Tenía el tobillo inflamado”.
– “Esta lesión fue tan traicionera conmigo que voy al partido y soy figurón. El equipo se vio sólido. Los comentarios buenos me motivaron y decidido a ir para adelante. Terminé mal. En mi casa subía las escaleras agarrándome de todo lado y lloré del dolor a la medianoche porque se había pasado el efecto de la anestesia. No dije nada, me lo callé. Después de ese partido fuimos contra Pasto. Pensé en la Ley del Ex y en volver al estadio Libertad para jugar los 90 minutos porque en el último partido allá salí lesionado. Estando en el camerino, no estaba al 100% pero estaba callado. Pedí la infiltración y me dijo que eso no se podía estar poniendo a cada rato. Salí con un parche, una bota bien apretada y las ganas de ganarle a mi exequipo. Me olvidé que sentía dolor. Y en el partido empecé a sentirlo pero decía que no podía quemar un cambio. Creo que fui de los destacados. Jugué un partido acertado y cuando se terminó, me enfrié y la misma historia. Fue un martirio bajarme del bus pero seguí callado. Era el único responsable por haber tomado la decisión al solamente tener un esguince”.
– “Venía el partido con Santa Fe. Ahí sí necesitaba la infiltración. Dijo que no se podía estar infiltrando todas las veces. Lo jugué al 70% y creo que fui el culpable de la derrota. Si no nos meten el partido de cabeza en el PT, hubiera sido diferente. Cuando salté con Rodallega en el gol no siento fuerza en el pie. También me quedé callado pero pensé que tenía que tomar una decisión porque venía el clásico”.
– “Al llegar a Cali llamé al médico para decirle algo en confianza. Le conté que en el gol no sentía la fuerza en el tobillo y la respuesta del médico fue: ‘Acá no vienes a lavarte las manos. Eso no tiene que ver con lo clínico, es algo deportivo’. Le dije que no lo estaba haciendo y que por eso se lo contaba aparte. Luego hablé con el profe. Me dijo que no me veía bien en los movimientos ni en los recorridos. Dijo que veía que me costaba el tobillo todavía y que me llevaba al banco. Yo quería jugar. Quería que me infiltraran. En el entrenamiento previo estuve un rato con el equipo B y me fui al Departamento Médico. Me dijeron que yo no estaba cojeando, cuando todo el mundo me decía que estaba cojeando. Eso me molestó. Hubo una pelea con los médicos y luego lo arreglamos”.
– “Allá llegó el profe a preguntar qué pasaba conmigo. Le explicaron de mis esguinces y le dijeron que había quedado con algunos miedos. Dije que no y que yo no estaba bien y que él debió respaldarme en el gol de Santa Fe. Entonces dije que me quedaba en Departamento Médico hasta recuperarme del todo. Así quedó”.
– “Luego del partido con Huila (derrota) otra vez fueron a buscarme y a apurarme. Decidí darle con el dolor. Jugué infiltrado con La Equidad. Sacamos el arco en cero y luego venía ante el DIM. Sabía que estaban Pons y Cambindo. En ese no me infiltré porque era muy seguido. El profe tiene una particularidad: defensa o volante de marca que le saquen amarilla antes del entretiempo, él lo cambia. Y en ese partido tuve un duelo con Cambindo y cuando caí sentí que había pasado algo. Al entretiempo el profe decidió sacarme para que no me expulsaran porque nos goleaban. Entonces descansé”.
– “Llegamos a Cali y el profe, molesto me grita delante del grupo: ‘Si tú no estás bien del tobillo, no vuelves a jugar en Deportivo Cali’. Así que volví al Departamento Médico. No sé si ya no me creían y me mandaron a hacer otra resonancia y un tac. Sabía que no iban a salir bien. Efectivamente salieron mal y no sé por qué el médico no me dijo la gravedad de lo que estaba pasando. Tampoco sé si el profe sabía la gravedad y ya estábamos entrando en discusiones”.
– “Sentía presión y pensé que lo mejor era no parar. Hice trabajo progresivo y volví al equipo con esa recomendación. Después del partido con Junior me regañó porque no quería hacer fútbol en un entrenamiento, siguiendo la recomendación y me sacó del entreno. Entonces no sabía si el profe no sabía la verdad o presionaba al médico, pero yo era el afectado. Me quedé callado. Estuve un mes así. Luego estaba en los convocados contra Chicó para el último partido. Esos días no se entrenó y me tocó ir a Departamento Médico. No quedé en la lista de 18”.
– “Me fui para Barranquilla y fui a los médicos de un equipo grande en Colombia. Me vio y dijo que el tobillo estaba mal. Me recomendó ir a que me lo vean y que dejara de apoyar el pie. Todo jugador tiene derecho a pedir un segundo concepto. Eso no es un pecado (…). Hubo negligencia. No sé si fue por querer darle manejo conservador o por presión del profe (no lo puedo asegurar)”.
– “Me llevaron a otro médico que me vio el tobillo y dijo esa segunda resonancia le decía que había que intervenirme inmediatamente. Le pregunté cuánto tiempo de recuperación necesitaba y me habló de 2 meses y medio. Ya el daño estaba hecho. El tobillo está inestable, los ligamentos no sanaron bien y se necesita unir la tibia y el peroné con el pie inmovilizado”.
– “¿Demandar? Sí lo pensé porque tengo todas las pruebas de que no se me respetaron los tiempos. Eran entre 6 y 8 semanas y a la cuarta ya estaba compitiendo. Sé que es una persona muy inteligente que habrá recopilado pruebas que lo van a cubrir. Hoy intento pensar en que no tuvo mala fe sino el afán de que jugara (…); no creo que sean malos, son buenos recuperando pero conmigo no respetaron los tiempos. Tengo contrato hasta el 30 de diciembre y no quiero quedarme con mal ambiente. Si llego a meter una demanda, de pronto no me tengan en cuenta”.